Aprender a perdonar es un camino.
¿Te sientes atrapado en el pasado por no perdonar a alguien que te hizo daño? ¿Sientes aborrecimiento, odio o rencor cuando ves, escuchas o piensas en esa persona?
El tiempo no ha podido sanar ese agravio y, al momento de recordar dicho evento, vuelves a remover la herida y a sentir el mismo dolor. A lo mejor alguien te traicionó, te fue infiel o te decepcionó con sus palabras o alguna acción.
¿Has pensado en algún momento liberarte de ese dolor, aprender a perdonar para cerrar ese capítulo en tu vida?
Si la idea de perdonar a esa persona no es algo que consideras, quiero hacerte la siguiente pregunta. ¿Crees que vale la pena seguir guardando resentimiento en tu corazón cuando la persona más afectada eres tu? Y peor aún, quizás la otra persona ni recuerde lo que sucedió.
Con esto no estoy tratando de convencerte de que lo hagas, aunque me encantaría tener ese poder. ¿Por qué? Porque el perdonar te sumaría muchos beneficios, tanto emocionales, físicos y hasta financieros.
En mi artículo anterior, La clave para encontrar la felicidad, mencionaba que el guardar resentimiento, odio o rencor únicamente le afecta a la persona que lo siente. Es como si estuviera cavando tu propia tumba. ¿Sabes por qué? Porque eres tú quien estás cargando ese dolor del pasado.
Además de que no contribuye a tu felicidad, el no perdonar también afecta tu salud física y emocional.
Por ejemplo, en tu salud física aumenta el estrés y con ello afecta tu sistema inmune, la presión arterial y cardíaca; aumenta la posibilidad de dolor crónico, abuso de sustancias, daño cerebral traumático y puede causar cáncer.
Por otro lado, en tu salud emocional, el no perdonar puede causar ansiedad, estrés percibido, baja autoestima y hasta depresión. Ahora, después de saber todo esto, no crees que es beneficioso para ti liberarte del resentimiento? Espero que sí.
Ahora, si decidiste perdonar ya sea por lo que acabas de leer o porque ya lo habías decidido antes, pero no sabes como hacerlo, a continuación te presento algunos pasos sencillos que te ayudarán a liberarte del resentimiento por medio del perdón.
7 pasos para aprender a perdonar
- Reconoce tu dolor. Para que primero pueda ocurrir un cambio en tu vida, es necesario reconocer lo que está sucediendo. En este caso, reconoce que es válido que te sientas dolido porque alguien que aprecias te haya hecho daño, pues solo sentimos por quienes queremos o apreciamos. No niegues el sentimiento que sientes, ya sea odio, coraje, rencor, etc. El negarlo solo hace que el dolor se intensifique mucho más y que no te des la oportunidad de perdonar, ya que al negarlo, no tomarás la iniciativa, pues te mentirás a ti mismo creyendo que todo está bien.
- Decide perdonar sinceramente. Perdonar es una decisión. No se perdona por el sentimiento. “No me nace perdonar.” ‘No siento que debo perdonarlo porque me hizo mucho daño.” “Lo que me hizo fue muy grande, que lo perdone Dios, yo no tengo que perdonarle.” Puede ser que algunos de estos pensamientos hayan pasado por tu mente y aun no sientes que debes dar el primer paso. Sin embargo, si esperas a sentir que debes perdonar, el sentir nunca te llegará, pues tu mente tratará de evitar cualquier evento que te haga sentir incómodo. No es cuestión de sentir, sino de decidir.
- Sé consciente que perdonar lo haces por ti. El perdonar es un regalo que te das a ti mismo. Por lo tanto, debes estar consciente que no estás perdonando por la otra persona, sino por ti. A lo mejor la persona que te ofendió, te traiciona o te fue infiel, ya vive en otra ciudad o país, o ya no está en este mundo; pueda ser que pienses que es una persona altanera, arrogante, que no se ha arrepentido y que no merece tu perdón. A pesar de todo eso, perdona sin importar lo que pueda pensar, decir o hacer la otra persona. Recuerda que la sanación se trata de ti y que eres tú quien necesita liberarse de ese dolor.
- Perdona sin esperar el arrepentimiento de la otra persona. ¿Estás esperando que la persona que te ofendió venga arrepentida, pidiendo perdón para poder perdonarla? Puede ser posible que eso suceda. Sin embargo, no siempre se da este caso. ¿Cuánto estas dispuesto a esperar para liberarte de tu dolor?. La reacción de la otra persona no debe moverte a que tomes la iniciativa de perdonar. Si estás esperando que venga a ti para perdonarla, le estás cediendo tu decisión y tu sanación. Cuando eres tú quien debes tener total control de ello.
- Ponerte en el lugar de la otra persona. Todos, en algún momento determinado, hemos sido lastimados o hemos lastimado a alguien. Eso es parte de ser humanos. ¿Te ha pasado que has ofendido a alguien sin intención con algo que dijiste o hiciste? Puedo decir que eso nos puede pasar a todos. Está comprobado que cuando una persona hiere a otra, ya sea con sus palabras o por una acción, no lo hace con la mera intención de lastimar, sino que hace lo que en su mente o consciencia debe hacer, o reacciona para evitar dolor o para protegerse del mismo. Con esto no intento justificar a la persona que te hirió. Aunque pueda ser difícil de creer, en muchos casos sufre más la persona que hiere que quien es herido. Considerando esto, ponte en el corazón de la otra persona y piensa cómo te sentirías si tú estuvieras en su lugar.
- Perdónate a ti mismo. Que tal si a quien debes perdonar, es a ti mismo? En muchas ocasiones somos más crueles con nosotros mismos que con los demás. Puede darse el caso que, si se te hace difícil perdonar a alguien, hay algo en tu vida que te necesitas dejar atrás y perdonar. Si este es el caso, juzgarte y autocriticarse por algo que hiciste o dejaste de hacer, no soluciona nada. Esa no será la primera, ni la última vez que suceda, pues todos los seres humanos estamos en constante crecimiento. No te lastimes más, empieza por ti mismo y bríndate esa hermosa oportunidad de perdonarte. ¡Te lo mereces!
- Cierra el capítulo y NO mires atrás. Perdonar no significa que hayas olvidado lo que sucedió, sino que tomaste la decisión de no pensar en ello. Si decides perdonar, es porque tomaste la decisión de cerrar con broche de oro lo que aconteció y no volver a mencionarlo. Ahora, si dices que perdonaste, pero cada vez que se presta el momento, echas en cara a la persona lo que hizo, o comentas al respecto, eso significa que no has perdonado sinceramente. Si recuerdas el dolor y aun te duele, lloras, sientes tristeza o enojo al respecto, entonces la herida no ha sanado. Debes empezar el proceso de perdonar.
Por lo contrario, cuando perdonamos y recordamos dicha experiencia como un aprendizaje, como un evento que nos hizo más fuertes, más sabios, e incluso agradecemos porque eso haya sucedido, significa que hemos superado la prueba.
Entonces se ha abierto una nueva página en la historia de tu vida. ¿Estás listo para escribir un nuevo capítulo?
Toma la decisión!
Gracias por leerme!
Un abrazo,
María Elena Encarnación